En ocasiones asociamos la palabra paz a un estado de tranquilidad, de justicia y libertad estáticos. Como si fuera una meta que, una vez alcanzada, nos deja con los brazos cruzados. Sin embargo, nada hay más frágil y propenso al desequilibrio como la paz. Los procesos humanos son, en general, dinámicos y siempre van progresando en complejidad.
La paz es mucho más que un estado alcanzado y que hay que preservar, incluso por medio de la fuerza. La paz es una actitud, una manera de posicionarse y de enfrentar la realidad. No siempre es sencilla y requiere de ir madurando para ir afrontando los acontecimientos de la vida con actitud pacífica.
Incluso, la presencia de una enfermedad en nuestra vida puede ser la ocasión de una contienda interior y exterior. Puede desencadenar una rebelión de todo nuestro ser contra las circunstancias que nos tocan vivir. Esta batalla frecuentemente se proyecta en las relaciones más cercanas, en nuestro desempeño diario. Dejamos de vivir en paz.
Esta actitud también se traslada al ámbito social. Cuando no sabemos enfrentar la historia, cuando el poder se ejerce de forma coercitiva, cuando las libertades son menguadas, cuando las condiciones económicas y sociales de los grupos humanos son denigrantes, es más fácil que se desencadenen procesos y actitudes no pacíficas, no constructivas.
Reconvertir los procesos belicosos para encontrar salidas pacíficas y equilibrantes es complicado. Muchas veces hace falta tocar fondo y perderlo casi todo, principalmente vidas humanas, relaciones, salud, tiempo… Se necesita mucha reflexión, contemplar la fuente del conflicto desde diversos puntos de vista, escuchar. Pero sobre todo, querer salir de él vislumbrando posibilidades de presente y de futuro distintas a las que vivimos.
La paz es un proceso de maduración, una actitud personal y social que se puede ir trabajando. Nadie, ni en lo individual ni en lo colectivo, está exento de atravesar por situaciones desestabilizantes, violentas, conflictivas. Por esta razón, cuanto más desarrollada tengamos una actitud pacifista, mejor saldremos y más enriquecidos de los avatares de la vida.
Por Javier Bustamante
Voz: Claudia Soberón
Música: Manuel Soler, con arreglos e interpretación de Josué Morales
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza
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