Hace unos días me hablaba una señora y me decía que el matrimonio es como la Sagrada Familia. Yo me quedé muy edificado escuchando que dicha señora pusiera un ejemplo tan espiritual sobre el matrimonio y yo iba pensando que tenía razón, que todo matrimonio se debería parecer a María y a José. ¡Cuánto se amarían! ¡Y cómo amarían a Jesús! ¡Y Jesús a ellos!
Pero enseguida ella continuó, diciéndome que no se refería a la Sagrada Familia de Nazaret, sino a la Sagrada Familia de Barcelona. Yo me quedé perplejo. ¿Qué querría decir? Me dijo: todo matrimonio es como el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, que comenzó a construirse hace más de cien años y aún lo están construyendo.
¡Explícate! -le dije.
“Mira, todos creemos -me dijo- que cuando nos casamos y el cura nos da la bendición, ya está todo hecho. Pensamos que ya hemos llegado al fin de un camino y parece que ya podemos dormirnos en los laureles. ¡Y no nos damos cuenta de que esto no es más que un principio! Es el comienzo de una obra tan inmensa como el Templo de la Sagrada Familia. Nunca se llega a acabar del todo, siempre hay que ir construyendo.”
Me quedé asombrado. Esa señora tenía toda la razón, los matrimonios, al casarse, no terminan más que una etapa, la del noviazgo. Pero comienzan la definitiva etapa de un camino: cada día deben ir construyendo su sagrada familia.
Por Josep Lluís Socías
Voz: Claudia Soberón
Música: Manuel Soler, con arreglos e interpretación de Josué Morales
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza
Un abrazo.Estupendísimo. Buenísimos mensajes.