Camino de la Alegría, meditaciones
No es fácil creer en la resurrección. Incluso muchos cristianos no tienen muy claro cuál es el centro de su fe.
Es verdad que la vida de Jesús antes de morir es tan impresionante, -hay tanto sabiduría y tanto amor en sus palabras y en sus actos-, que quizás es más cómodo quedarnos con ella y no entrar en el misterio de la resurrección. Pero Jesús volverá una y otra vez a nuestro corazón para invitarnos a resucitar con El.
Así pasó con Tomás. Jesús se deja tocar por Tomás en lo más íntimo, en lo más doloroso: en sus llagas abiertas. Estar resucitado es no tener miedo a abrirnos totalmente al otro (como hizo Jesús con Tomás), para que el otro pueda resucitar, pueda entrar en la vida “sobrenatural”. Lo “sobrenatural” no es un mundo aparte, lejano; está en la profundidad de lo real. Hay que mostrar sin miedo la realidad para que se pueda descubrir que hay Misterio en ella. Será una fuente suplementaria de felicidad para los que beban de ella.
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Introducción
En Cuaresma, muchos cristianos rezan el Via Crucis. Pero no todo termina en la cruz…
Les invitamos a seguir meditando: a ponerse en camino para un Via Lucis. Se trata de meditar sobre los encuentros con Jesús Resucitado.
La meditación que les ofrecemos se hace desde una perspectiva muy particular, poco habitual pero de gran valor pastoral. Un sacerdote español, el doctor Alfredo Rubio, propuso que nos pusiéramos “en la piel de Jesús Resucitado”. El bautismo nos hace morir y resucitar con Cristo, por lo tanto, vivir resucitados debería de ser algo habitual en todo cristiano. Poniéndonos en el lugar del Resucitado, tendremos indicios de un estilo de ser cristiano, muy novedoso.
Meditaremos con fotografías de mosaicos que el padre Marko Rupnik realizó para la Iglesia en Ginebra. Están puestos en el exterior de distintas iglesias y edificios, siguiendo la indicación del Papa de ser “Iglesia en salida”. Se espera que la belleza de los mosaicos de este Camino de Alegría (Chemin de Joie) interpele a los transeúntes (peatones) y a las personas que los contemplen virtualmente.
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