En la habitación de matrimonio de mis abuelos paternos, sobre la cama, había un tapiz pintado que ya de pequeño contemplaba con curiosidad. Ahora lo tengo en mi despacho. Está firmado por V. Vendrell y debe ser de hace unos cien años. Representa una Sagrada Familia. En el centro de la escena, sobre una peana de piedra, el Niño Jesús, rubio, de ojos azules – según algunas revelaciones privadas- mira con ternura a su madre, muy joven, y extiende el brazo derecho hacia Ella que, de perfil, las abre a su vez, solícita, como queriendo tomarle en brazos. El Divino Niño, con la mano izquierda, acaricia la barba blanca de José, representado como un anciano venerable que envuelve con su brazo derecho a Jesús. Detrás de María, aparece la figura de Santa Isabel que tiene su mano puesta sobre el hombro de su hijo Juan el Bautista. Sorprende que María esté representada con una larga cabellera rubia que cae sobre su espalda. Algunas madonas del Renacimiento son también rubias, respondiendo al ideal de belleza de la época, cuyas raíces se adentran en la edad media. Un antiguo canto popular catalán reza: «A Aragó n’hi ha una dama/que és bonica com un sol, /té la cabellera rossa,/ li arriba fins els talons » (En Aragón hay una dama que es bonita como el sol, tiene la cabellera rubia, le llega hasta los talones).
Mosén Jacinto Verdaguer, escribió una poesía dedicada a Nuestra Señora de Montserrat, que fue musicada por el P. Àngel Rodamilans y popularizada por la Escolanía cuyo estribillo reza: «Moreneta en sou/moreneta i rossa » Es decir: sois morenita y rubia. Y efectivamente, cuando nos acercamos a la talla románica de la devota Virgen Negra, vemos que, enmarcando su rostro, debajo del velo, aparece una cabellera rubia. Ciertamente esta hermosa talla como tantas, fue oscurecida -el enigma de las Vírgenes Negras- pero en origen, era de tez blanca y rubia.
También es de notar que en esta representación María no va cubierta con velo. La iconografía de María Auxiliadora, cuya devoción fue popularizada por Don Bosco, también nos la presenta con el cabello suelto, lo que la dota de un aire de libertad.
Esta Virgen, rubia, bella y acogedora, contribuye a borrar el estereotipo que ha marginado tantas mujeres de cabellos áureos. Evoca el Nacimiento de Venus, la mujer que se acerca al Ideal de inteligencia pura o saber supremo. Cada época ha encarnado en su contexto cultural la imagen de Aquella por la que nos vino el Salvador mundo.
Texto: Jaume Aymar Ragolta
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza
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