En el XIV aniversario de la muerte de Alfredo Rubio de Castarlenas iniciamos una nueva sección que reúne parte de su producción teológica, filosófica y poética. El P. Alfredo Rubio fue inspirador de la Hoja de la Claraesperanza, deseó profundamente y trabajó para que ésta se difundiera por América, el continente de la esperanza, y de ahí al resto del mundo.
Hombre de amplia formación humana y viajero incansable por todo el mundo, atento a la realidad en todos sus aspectos y entusiasta de lo existente, inquieto por saber, con interés por todo, de escucha atenta y pluma ágil pero en absoluto banal.
Una de sus cualidades más significativas fue la de formular un pensamiento hondamente vitalista y sinceramente humilde. Su conciencia de que podía aportar algo al conjunto de la sociedad era tan fuerte como la certeza de que el diálogo con personas serias y sensatas, provenientes de todos los saberes o experiencias, le enriquecía.
Junto con otras personas que compartían su misma sensibilidad, creó el Ámbito de Investigación y Difusión María Corral con la convicción de que los medios de comunicación social eran un instrumento valioso e indispensable de la cultura contemporánea y que tenían que ser provistos de contenidos adecuados para el bien de todos los miembros de la sociedad.
Apuntes biográficos
Alfredo Rubio había nacido en Barcelona el 12 de julio de 1919. Hijo de la poetisa Marina de Castarlenas y del industrial textil Federico Rubio.
Su infancia transcurrió en un ambiente frecuentado por artistas e intelectuales. Estudió el bachillerato en el Politécnico Eulàlia de Sarrià.
A los 17 años tuvo que vivir la guerra civil, tiempo en que conoció y profundizó en el existencialismo de J. P. Sartre y A. Camus. A partir de esta filosofía se cuestiona la existencia humana y su sentido.
En 1938 se ve obligado a ir al frente de guerra, donde fue asistente de un capitán. Había iniciado estudios de arquitectura, pero el peso de la guerra le empujó a estudiar medicina. Fue profesor adjunto de Patología Médica y de Historia de la Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona.
A los 28 años inició la preparación del sacerdocio, realizando estudios de Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca y en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, donde más tarde llevaría a cabo la Licenciatura y posteriormente el doctorado. Fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1953.
Después de su ordenación dirigió el Colegio de Nuestra Señora de los Rosales, en Madrid. Más tarde fue administrador en el Colegio Español de Montserrat en Roma.
Entre 1956 y 1958 recorrió varios países de Latinoamérica. Posteriormente, estando en México, redactó las bases de su pensamiento: el realismo existencial. Éste ayuda a descubrir la maravilla que significa el existir, y las amplias consecuencias que esta toma de conciencia puede conllevar.
Entre sus muchas obras está la fundación de la Casa de Santiago para la formación de vocaciones sacerdotales adultas, y también la Asociación Grupo Claraeulalias, que promueve un estilo femenino de vida contemplativa y activa siendo laicas dentro de la Iglesia.
Fundó asimismo la Universitas Albertiana. Es co-autor de la «Carta de la Paz dirigida a la ONU», que redactó durante un viaje a China. Puso en marcha la Revista RE, en sus versiones castellana y catalana, para difundir el realismo existencial.
En sus numerosos escritos filosóficos, poéticos y narrativos se manifiesta su pensamiento, profundamente arraigado en la realidad y sus evidencias, y su enorme interés por la persona y su formación integral.