La mirada de María
Al contemplar de nuevo la fiesta de la Inmaculada Concepción de María volvemos a contemplar despacio este hermoso misterio, que se nos abre sólo si nos acercamos a él con humildad, descalzos de orgullos, despojados de la soberbia de la razón y llenos de amor para asombrarnos de nuevo y gustar más profundamente