Se escribe la gran historia de la Humanidad y también se cuentan las pequeñas historias de las familias. Las dos son historia.

Se juegan los grandes campeonatos de fútbol en estadios de más de cien mil espectadores. Y también se juegan los partidos de fútbol en las calles, después del cole. Los dos son deporte.

FundamentodeesperanzaHay grandes discursos teológicos, se escriben documentos: encíclicas, cartas pastorales, doctrina, etc. Y hay también las pequeñas experiencias de fe de los creyentes. Todos son Iglesia.

Es evidente que la esperanza cristiana tiene sus fundamentos teológicos que son importantes. Pero también tiene su fundamento en la vida de fe de cada cristiano. El Evangelio mismo nos lo muestra. Podemos dirigirnos a los relatos de la Infancia de Jesús los cuales, a la luz de las más recientes interpretaciones bíblicas, géneros literarios, etc. Sin embargo, siguen siendo modelo para el vivir personal de los cristianos. Pensamos por ejemplo en María, después de la Anunciación. Seguro que ella estaría preocupada. Buscaría a quién hablar y se acuerda de las palabras del ángel: «Mira, también a Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y ya es el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios» (Lc 1,36). María decide ir a visitarla. Ella está viviendo un gran riesgo, su estado puede ser interpretado como adulterio. Y ella puede ser lapidada. Isabel puede entenderla, pero Isabel, esposa de un sacerdote del grupo de Abías, también puede denunciarla, ¡qué inseguridad, qué riesgo! viviría María, aunque sólo durase unos instantes! Y otra preocupación de María: ¿cómo contárselo a José, su futuro esposo? ¿qué dirá, qué ocurrirá con su amistad y su compromiso esponsal?

Pero resulta que a José se le aparece un ángel y le convence de no repudiar a María. E Isabel, sólo al abrazar a María, la reconoce como la madre del Salvador. Son dos verdaderos milagros. Es evidente que estas experiencias fuertes, de ver que Dios no la deja sola, que la acompaña en todo su caminar, serán para María fundamentos de la clara esperanza. Una esperanza iluminada por la fe. Una esperanza que brilla en el resto de su vida, incluso al pie de la cruz y junto a la tumba de Jesús.

Cada día, en la vida de los cristianos, hay signos de la presencia de Dios. Son como caricias suyas que son como privadas, personales. Milagros de bolsillo las denominan algunos teólogos. Estos momentos no solamente son importantes por la alegría que producen, sino también porque, poco a poco, se convierten en fundamentos sólidos de nuestra esperanza y hacen que ésta brille cada día con más fuerza y más clara

Por Pauline Lodder
(Geneve)

Para profundizar el texto de la Visitación ver:
Isabel Chappuis: Temps de recontres, ed. El Moulin