[audio:https://hoja.claraesperanza.net/wp-content/uploads/2011/05/desde_pequena.mp3|titles=Desde pequena lo supe]Audio: Desde pequeña lo supe

Desde muy pequeña, en París donde nací y crecí, mis padres me dijeron que yo, en principio, no tenía que haber nacido.

Me lo dijeron con toda naturalidad. Ambos provenían de familias con muchos hijos, once la de él, nueve la de ella. Tenían pensado no por motivaciones religiosas tener también, como sus padres, descendencia numerosa. Sin embargo, el primer parto –una niña fue gravísimo para mi madre que fue advertida severamente del alto riesgo de perder la vida que tendría en caso de un nuevo embarazo. A duras penas se resignaron a ser padres de una única hija.

A los cuatro años falleció la niña. Después de algunos meses de angustias y de dudas, tensionados entre el deseo de descendencia y el cuidado por la vida de mi madre, se lanzaron de nuevo a engendrar. Mi madre resistió bien, y existo yo. Soy, por tanto, su segunda hija única; he sido educada con sabiduría y con gozo por mis padres.

Me alegro de que la lotería de mi origen la comunicaran desde muy pequeña. Pienso que he gozado mucho más del vivir precisamente por tener conocimiento, pronto y evidente, de que mi existencia se produjo porque previamente se habían dado una serie de coincidencias: si mi hermana no hubiera fallecido yo no hubiera sido engendrada. Más aún, también la enfermedad de mi madre fue ocasión de que yo exista: si ella hubiese sido una persona sana, después de su primera hija pronto hubiesen tratado de engendrar otros pero no hubiese sido yo. Fue necesario que todo ocurriese exactamente tal como ocurrió para que se diesen las convergencias precisas y exactas, y así yo comenzase a existir. Saber exactamente la poca probabilidad de mi existencia ha marcado mi vida positivamente.

Hace muy pocas semanas en Consuegra (Toledo, España) oí esta emocionante conferencia a una religiosa, joven de espíritu, madura de edad, que la relató a un grupo de discípulas.

Por Juan Miguel González Feria
Voz: Esther Romero
Música: Manuel Soler, con arreglo e interpretación de Josué Morales
Produción: Hoja de nuestra Señora de la Claraesperanza