Esta semana ha sido muy difícil. Tuve que correr para terminar algunas tareas, casi no llego a la meta. He tenido malentendidos y roces en el trabajo y también en casa, como si todo se confabulara. Estoy cansada.

Llega el sábado y veo un espacio de sosiego. Puedo dormir un poco más que los otros días. Mi cuerpo lo agradece, lo necesito. Cuando me levanto veo que me recibe un día despejado. Hay un cielo despejado y una luz agradable, decido ir a caminar un rato.

Al salir encuentro unos vecinos, nos saludamos. Se ven relajados. Respiro. ¿Cómo me veré yo?
Cerca de mi casa hay un pequeño parque, me dirijo hacia allá. Respiro. Y me recibe la presencia de los árboles y arbustos, la estática convivencia que tienen entre ellos, sus ramajes y hojas. Todo se ve armónico. Unos más altos, otros más inclinados buscando luz. En el parque hay menos ruido que fuera, se produce un remanso.
Camino unos minutos. Respiro. Más personas están en el recinto, unos trotan, otros caminan como yo, algunos sentados. Algunos perros acompañados de personas que corren y se distienden. Un grupo de hombres de edad media entrenando cuerpo a cuerpo algún arte marcial. Skaters en una pista circular. Varios jardineros y jardineras que cuidan el lugar. No sé cuántas personas habrá en total en este mismo lugar, ninguna está de más, ninguna molesta a la otra. No sé cuántos árboles y plantas habrá en este lugar, pero todos son necesarios, irremplazables.

Me siento en un banco. Un rayo de sol tenue y grato me alumbra el rostro. Me agrada. Dejo que la luz alimente el fondo de mis ojos, es una luz grata, tiene vitamina D, me resulta grata. Respiro.

A poco… me empiezo a sentir hermanada con estos árboles, personas y animales. Los observo y siento paz, me da gusto que estén ahí, ellos y yo también, sin conocernos, conviviendo. Hay belleza en este lugar, en el todo. Esta belleza yo también la comparto, soy parte de ella. Siento gozo. Me quedo contemplando un rato: los árboles, las personas, el cielo, veo detalles bellos y también veo la belleza en su conjunto.

¿Cuánto tiempo he estado contemplando?
¿Puedo hacer esto en cualquier lugar?
¿Con qué me quedo?

Audio:Silencio sanador

Texto: Elisabet Juanola
Voz: Javier Bustamante
Música: Manuel Soler, con arregrlos e interpretación de Josué Morales
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza
 


 

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