Jesús Resucitado va por los caminos, tal como hizo antes de morir. Nos revela un Dios que no es estático, inmóvil: un Dios que camina. De hecho, hay varias citas, ya en el Antiguo Testamento, que afirman que nuestro Dios camina. Por ejemplo, en el libro del profeta Miqueas: Hombre, se te ha hecho saber lo que es bueno, lo que el Señor quiere de ti: tan solo practicar el derecho, amar la bondad, y caminar humildemente con tu Dios (Mi 6,8).
Caminar es esencial. Salir de nuestros hogares, salir de nuestros encerramientos. Resucitados no nos quedamos quietos, siempre hay camino a hacer… Allí donde iremos, Dios ira con nosotros.
Jesús Resucitado encuentra personas en su camino, se interesa por sus preocupaciones, acompaña en el camino… Pero quizás lo más importante es que acepta la invitación de quedarse, la invitación a compartir la mesa, a compartir el pan… El resucitado se dejar invitar, sabe ser huésped …*
En un comentario sobre el texto de los discípulos de Emaús, leí esta frase: Pascua surge cuando descubrimos a Jesús, no como un amigo muerto, sino como un extranjero vivo. Cuando nos dejamos invitar puede surgir una pascua, un fuego ardiente de amor en el corazón de los que nos invitan.
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* Nos recuerda también que no somos propietarios sino huéspedes en la tierra, nuestra casa común. Laudate si.
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Introducción
En Cuaresma, muchos cristianos rezan el Via Crucis. Pero no todo termina en la cruz…
Les invitamos a seguir meditando: a ponerse en camino para un Via Lucis. Se trata de meditar sobre los encuentros con Jesús Resucitado.
La meditación que les ofrecemos se hace desde una perspectiva muy particular, poco habitual pero de gran valor pastoral. Un sacerdote español, el doctor Alfredo Rubio, propuso que nos pusiéramos “en la piel de Jesús Resucitado”. El bautismo nos hace morir y resucitar con Cristo, por lo tanto, vivir resucitados debería de ser algo habitual en todo cristiano. Poniéndonos en el lugar del Resucitado, tendremos indicios de un estilo de ser cristiano, muy novedoso.
Meditaremos con fotografías de mosaicos que el padre Marko Rupnik realizó para la Iglesia en Ginebra. Están puestos en el exterior de distintas iglesias y edificios, siguiendo la indicación del Papa de ser “Iglesia en salida”. Se espera que la belleza de los mosaicos de este Camino de Alegría (Chemin de Joie) interpele a los transeúntes (peatones) y a las personas que los contemplen virtualmente.
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