La verdad humilde
La vida del ser humano es búsqueda. Desplazamiento de un lugar a otro, de mi yo a lo que no es mi yo. Del hambre y la sed a la saciedad de estas necesidades. De la soledad a la compañía. E, incluso, de
La vida del ser humano es búsqueda. Desplazamiento de un lugar a otro, de mi yo a lo que no es mi yo. Del hambre y la sed a la saciedad de estas necesidades. De la soledad a la compañía. E, incluso, de
Si hacemos un recorrido muy silvestre por los evangelios siguiendo aquellos momentos en los cuales los redactores hacen presente a María, la madre de Jesús, veamos qué sucede.
Primeramente encontramos el anuncio que el arcángel Gabriel hace a María. María, aquí,
Santa María de Guadalupe se apareció en varias ocasiones a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, localizado en la actual Ciudad de México. El principal testimonio de dichas apariciones fue el manto de Juan Diego, donde quedó grabada la imagen de María.
Situémonos en aquel desayuno pascual a la orilla del lago Tiberíades. Jesús se presenta resucitado a sus discípulos preparando las brazas y les pide que traigan lo que habían pescado recientemente. Lo reconocen y se acercan a compartir con Él esta nueva “eucaristía”.
En un momento aparte
Hay, dentro del Evangelio de Mateo, un pasaje en que Jesús les habla a sus discípulos con un tono apocalíptico. Es el momento en que les dice: “Cuando el Hijo del hombre vendrá lleno de gloria (…) dirá a los de su derecha: venid benditos de mi
Los seres humanos estamos hechos de tal material que solos no podemos sobrevivir. Ya está muy dicho, necesitamos varios meses para ponernos de pie, otros tantos para hablar. Y años, a veces muchos, para ser capaces de adquirir un mínimo de autonomía que nos permita tener recursos
Quién no asocia a la Eucaristía la frase: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma”. Son palabras extraídas del Evangelio de Mateo (8, 5-11) y fueron pronunciadas por un centurión romano que salió en