No te temo, Señor, que eres mi amigo
SONETO XXXII
No te temo, Señor, que eres mi amigo
Sólo temo no amarte lo suficiente;
o sea sin ardor, cual inconsciente
de tu gigante amor para conmigo.
Quiero quererte más, No lo consigo
a pesar de mi esfuerzo permanente.
Debería vibrar divinamente
para poder mejor estar Contigo.
Envíame tu Espíritu de Amor
que asumiendo