Nunca termina de sorprendernos el Papa Francisco. Sus gestos se difunden rápidamente en las redes sociales y sus palabras se toman para ilustrar folletos, publicaciones, meditaciones en toda la Iglesia y hasta fuera de ella.

Francisco finaliza su carta Apostólica «El gozo del Evangelio» hablando de la Virgen María de un modo entrañable. Dice una frase sorprendente que arroja nueva luz sobre el papel de María en su relación con la Iglesia.

Dice: «En la cruz, cuando Cristo sufría en su carne el dramático encuentro entre el pecado del mundo y la misericordia divina, pudo ver a sus pies la consoladora presencia de la Madre y del amigo. En ese crucial instante, antes de dar por consumada la obra que el Padre le había encargado, Jesús le dijo a María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego le dijo al amigo amado: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27). Estas palabras de Jesús al borde de la muerte no expresan primeramente una preocupación piadosa hacia su madre, sino que son más bien una fórmula de revelación que manifiesta el misterio de una especial misión salvífica. Jesús nos dejaba a su madre como madre nuestra. Sólo después de hacer esto Jesús pudo sentir que “todo está cumplido” (Jn 19,28).«

Esto significa muchas cosas.

Primero, que nuestra relación con María como hijos va más allá de una tierna caricia sentimental. Es una misión que nos da Cristo, tanto a Ella como a nosotros, que nos vincula en su Hijo para siempre. Ella de algún modo «nos engendra» en la fe.

Segundo, ilumina un quehacer esencial de todos los cristianos: estar al pie de la cruz de Cristo, contemplando y acompañando con María a Jesús que muere, pero también junto a las personas que sufren, están enfermas, son rechazadas. María es ejemplo de valentía y presencia en los momentos difíciles.

Tercero, para iluminar el papel de los laicos y en particular el de la mujer en la Iglesia. Nosotras las mujeres, ya lo ha dicho el Papa, no estamos llamadas a vivir de manera clericalizada, sino a descubrir nuestra misión específica y ejercerla en la Iglesia. ¿Hay algo más hermoso que ser «madres» (no necesariamente biológicas) de nuevos cristianos? La maternidad según Dios es la maternidad en el Espíritu. Aquélla que por don de Dios colabora para que el regalo de la fe germine en los corazones.

María es Madre de la Iglesia y, con Ella, todo seguidor de Jesús puede vivir esta experiencia. Dice el Papa que existe una «íntima conexión entre María, la Iglesia y cada fiel, en cuanto que, de diversas maneras, engendran a Cristo«.

Una misión maravillosa para la que sólo podemos estar disponibles, ser humildes y abrirnos al Espíritu, pues sólo Dios puede concedernos ese don maternal. ¡Por la intercesión de María lo pedimos!

 

Texto: Leticia Soberón
Voz: Ester Romero
Música: Manuel Soler con arreglos e interpretación de Josué Morales
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza

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Audio: Compartimos el don maternal de María