La simiente es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo y la tierra es quien acoge la palabra de Dios
“Salió un sembrador a sembrar su simiente y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena y creciendo dio fruto centuplicado…” Lc 8 4-8
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