En el prólogo a su evangelio, San Juan nombra a Jesús como el Verbo o la Palabra. “Palabra” viene del vocablo griego Logos, lengua en la cual fue escrito dicho evangelio.

Las pimeras frases del prólogo dicen: “Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.”

Es notable como de logos se deriva la palabra “lógica”, que es “la ciencia y el arte de encontrar la verdad”. No es en vano, pues, que Juan Evangelista llame a Jesús la “Palabra de Dios”, ya que es Jesús quien viene a enseñarnos con su vida la ciencia y el arte de encontrar la Verdad. La lógica de Dios es Jesús.

Pero la lógica de Dios no es sólo Jesús, sino todo lo creado. Todas y todos estamos llamados a “estar junto a Dios”, a encontrar la verdad. La vida nos va en irnos acercando a Dios, en ser también “logos” suyos: palabras que son nombre de todo lo existente. Sólo yo soy mi palabra, mi nombre, y en la medida en que lo crea y acoja esta existencia como el mayor regalo, podré hacer real en mí mismo y en todo lo creado el encuentro con Dios.

Más adelante San Juan continúa diciendo: “La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre”. Dios se hace conocible, accesible, a través de Jesús, de esa Palabra a la cual sí podemos nombrar y palpar. En ese sentido, Jesús ilumina verdades, ya que el camino que toma es el del corazón de cada ser humano, que es donde realmente radica la mirada de lo eterno.

El prólogo enfatiza que la Palabra vino a iluminar a todo hombre. Sin distinción de credo o no credo, cultura o condición social. Vino para toda mujer y todo hombre que quiera creer en Él, que haga suya esa Palabra. Eso nos hace hijos de Dios por igual.

“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”, añade Juan. Esto nos ayuda a comprender que la lógica de Dios es encarnable. Jesús se hizo carne, Él que desde siempre ha estado junto a Dios, y tuvo una trayectoria humana. Habitó entre nosotros siendo uno de nosotros. Desde los límites humanos nos muestra que podemos encontrar la Verdad: construir convivencias que nos lleven a estar juntos y con Dios. Este es el Amor del que nos habla Jesús.

Junto con Jesús, somos palabras de Dios. Bendiciones para los que nos rodean.

Texto: Javier Bustamante
Música: Manuel Soler, con arreglos e interpretación de Josué Morales
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza

Audio: Somos palabras de Dios