De Javier Bustamante. Juan el Bautista da testimonio de Jesús. En su prédica llega a decir: “Él ha de crecer y yo he de menguar”. Aún no le conocían en persona, pero Juan le anuncia como algo inminente.

Enseguida continúa diciendo:

“El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él”.

No hemos de percibir como lugares físicos este estar por encima o por debajo, o incluso conceptos como el cielo y la tierra. Tampoco hemos d interpretar estas imágenes como relaciones de poder en el sentido asimétrico del término.

Juan Bautista quiere poner énfasis en la filiaición de Jesús con Dios-Padre. En la unidad perfecta que forman, junto con el Espíritu Santo. También quiere que comprendamos que hay dos maneras de hablar, es decir, de concebir la realidad, de nombrarla. Una manera es la terrenal, la que sólo se queda en la materia, en las relaciones de intercambio, por decirlo de alguna forma. La otra manera de hablar es comunicando las palabras de Dios, tal como lo hace Jesús. Lo cual no quiere decir excluir lo terrenal, sino llevarlo a plenitud, como visto desde lo alto para comprender la unidad del todo.

Litúrgicamente estamos caminando por los días pascuales. Aunque en este fragmento de vangelio no encontramos propiamente un pasaje de la resurrección o posterior, sí que sentimos la profundidad del mensaje de Jesús que, en el testimonio del Bautista, ya nos avanza su misterio trascendental.

Hemos de subir al cielo, para verlo todo desde esta dimensión sagrada. Pero, ¿cómo podemos subir o vivir el cielo ya desde la tierra? ¡Amando! Nos dice el evangelista: “El Padre ama al Hijo y lo ha puesto todo en sus manos”. Nosotros también somos sus hijos e hijas. ¡Hemos de ser conscientes y responsables del amor de nuestro Padre y comenzaremos a darnos cuenta de cuántas cosas ha puesto Dios en nuestras manos!

¡No sólo se trata de vivir para creer, como dice el dicho. Sino de creer para vivir!

Texto: Javier Bustamante
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza

 


 

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