Juan 1, 26-29

Juan les respondió (a los sacerdotes y levitas): «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».

Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo…

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Comentario Pauline Lodder

Conocemos bien a Juan Bautista. Su padre Zacarías, sacerdote en el templo de Jerusalén, decía de él: Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos (Lc 1,76).
Poco podría imaginar Zacarías que su hijo no siguiera la tradición familiar, de servir en el Templo… Juan llevaba una vida simple en el desierto, llamaba a la conversión y bautizaba en un río… Abre camino a un nuevo estilo de vivir y a un nuevo estilo de relacionarse con Dios.
Juan dice de Jesús que es “el Cordero de Dios”. Quizás a nosotros nos suene raro este nombre, pero en la tradición judía tenía múltiples significados.
Uno de ellos hace referencia al cordero pascual, símbolo de la liberación de la esclavitud en Egipto. Juan indica a Jesús como liberador de la esclavitud del pecado.
Otro significado hace referencia al sacrificio de animales. Juan inicia un cambio importantísimo. No es el pueblo que tiene que hacer sacrificios de animales en el Templo para complacer a Dios. Es Dios que quiere complacernos: es Dios que da todo y se da totalmente a la humanidad… Para Jesús, cordero de Dios, el único posible sacrificio, es el don de uno mismo.
Por todo esto, Juan Bautista tiene su lugar en esta Via Lucis, como precursor de un nuevo estilo de vida. Vivir en Resucitado empieza con abrirnos a cambios… con una profunda conversión. Es seguir a Jesús, también en su muerte. Es vivir como cordero de Dios, es darlo todo como Jesús lo ha dado todo. No para complacer a Dios, sino para complacer a la humanidad. Vivir resucitado es amar sin condiciones, dando la vida para los demás.
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Introducción

En Cuaresma, muchos cristianos rezan el Via Crucis. Pero no todo termina en la cruz…
Les invitamos a seguir meditando: a ponerse en camino para un Via Lucis. Se trata de meditar sobre los encuentros con Jesús Resucitado.
La meditación que les ofrecemos se hace desde una perspectiva muy particular, poco habitual pero de gran valor pastoral. Un sacerdote español, el doctor Alfredo Rubio, propuso que nos pusiéramos “en la piel de Jesús Resucitado”. El bautismo nos hace morir y resucitar con Cristo, por lo tanto, vivir resucitados debería de ser algo habitual en todo cristiano. Poniéndonos en el lugar del Resucitado, tendremos indicios de un estilo de ser cristiano, muy novedoso.
Meditaremos con fotografías de mosaicos que el padre Marko Rupnik realizó para la Iglesia en Ginebra. Están puestos en el exterior de distintas iglesias y edificios, siguiendo la indicación del Papa de ser “Iglesia en salida”. Se espera que la belleza de los mosaicos de este Camino de Alegría (Chemin de Joie) interpele a los transeúntes (peatones) y a las personas que los contemplen virtualmente.

 


 

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