Los que no creen

Hace muchos años participé en un evento interreligioso en Woldingham, Inglaterra. De todo lo que se dijo en ese congreso me acuerdo únicamente de una frase y ni siquiera puedo decir hoy quién la pronunció: “Si encuentras una persona de otra cultura o de otra religión, quítate los zapatos y recuerda que antes de que llegaras tú, Dios ya está presenté en ella”. ¡Qué importante es recordar que Dios ya está presente en las personas a quienes atribuimos el adjetivo «que no creen».

Dios siempre nos precede, Él amó primero, Él habló primero, Él actuó primero… Dios nos sigue precediendo hoy… Todo ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios. Todo ser humano es templo del Espíritu Santo. Dios vive en cada persona.

La oración

La oración es un misterio; se trata de una relación. Podemos rezar en comunidad o a solas, podemos rezar con nuestras propias palabras o juntando nuestra voz a oraciones establecidas (como los salmos)… De todas maneras, la relación de cada uno con Dios es única e intransferible. Tener presente a otras personas en esta relación única, me parece positivo: significa descentrarse de uno mismo….

Para mí la cuestión de fondo es: ¿para quién rezo? y ¿qué pido para esta persona? Estoy convencida de que toda persona es digna de ser acompañada en la oración: Jesús pide por todos a su Padre… Tengo una amiga mexicana que no reza únicamente por los secuestrados, sino también por los victimarios… Cuando pedimos para una persona es bueno examinar nuestra intención. Evitar proyectar nuestros deseos o necesidades… Se trata de pensar siempre en el bien del otro o quizás  simplemente se trata de tenerle presente, de no olvidarle… Me acuerdo de una canción que dice: solo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente…

Ser compañero

Lo que me parece importante es el término acompañar. Acompañar, ser «compañeros» tiene mucho significado: viene de compartir el mismo pan, se trata de algo amplio, existencial. Me parece excelente expresar en la oración que queremos ser compañero de los que no creen. Porque es lo que Dios desea para la humanidad: que seamos compañeros todos, hombres y mujeres, ricos y pobres, creyentes y no creyentes…

 

Texto: Pauline Lodder

Fuente: Nuestra Señora de la Paz y la Alegría

 


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