En la oración, estando en soledad y silencio con Dios-Padre, es donde cada uno alimenta su libertad y responsabilidad. Por ello, es importante dejar nuestros trabajos y apostolados -por grandiosos que puedan parecer o ser- para retirarnos a la soledad y el silencio, como Jesús se retiraba a estar a solas y en silencio con Dios Padre.

En Jesús tenemos el modelo a seguir:

Dios Padre fue para Jesús la razón de su vida: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra de salvación.» (Jn. 4, 34)

Jesús pasaba largos ratos en oración con el Padre: «Jesús se retiraba a orar a lugares solitarios.» (Lc. 5, 16) «Jesús se fue al monte a orar, y se pasó toda la noche orando a Dios.» (Lc. 6, 12)

Jesús es nuestro Maestro, él mismo nos lo dijo: «Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón, porque efectivamente lo soy.» (Jn. 13, 13)

Toda su vida pública la dedicó a darnos a conocer al Padre, que habitaba en él: «Felipe, el que me ve a mí, ve al Padre.» (Jn. 14, 9) «Nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.» (Lc. 10, 22)

Jesús nos invitó a hacer como él: «Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago y los llevó al monte a orar.» (Lc. 9, 28) «Tú, cuando ores, métete en tu cuarto y, con la puerta cerrada, ora a tu Padre, que está allí a solas contigo. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te recompensará.» (Mt. 6, 6)

Si lo hacemos de forma habitual, toda nuestra vida será contemplativa, incluso en la vida activa: Jesús: «El que me ama de verdad, se mantendrá fiel a mi mensaje; mi Padre le amará, y mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en él.» (Jn. 14, 23)

Busquemos estar a solas y en silencio, cerrada la puerta, y sentirnos cara a cara con Dios Padre: ¡Papá! Así sentiré que soy su hijo amado, que su felicidad está en que yo esté con Él. Sintamos que soy la complacencia de Dios Padre. ¡Qué alegría estar con Dios Padre a solas, sabiendo que soy su alegría!

Que vivamos con gozo este misterio del Señor, y nos aproveche para crecer en la amistad con él y con los demás.

Autor: José Agis
Fuente: Nuestra Señora de la Paz y la Alegría

 


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