Hace unas semanas tuve ocasión de asistir a un acto de gran belleza. Una visita guiada al Santuario de la Cueva de San Ignacio, en Manresa, Catalunya. Este 2022 se conmemoran los 500 años de que San Ignacio llegara a Manresa y los jesuitas, para conmemorarlo, encargaron a un miembro de su comunidad que plasmara el sentido de los Ejercicios de San Ignacio en los muros del santuario.

El autor es el esloveno Marko Rupnik. Junto con los miembros de su taller han dotado de trascendencia este espacio de por sí especial para la espiritualidad jesuita. Quien asiste, sin conocer el sentido de los Ejercicios Espirituales, se encuentra con la Historia de la Salvación. Entrando, a mano derecha, contemplamos los primeros momentos de la creación del Universo y conforme avanzamos por las capillas laterales y altar mayor, nos vamos adentrando en los pasajes más representativos del Antiguo y Nuevo Testamento.

Al llegar a la última capilla, la de la derecha a la entrada, nos despide una imagen conmovedora. Se trata de Jesús y san Ignacio llevando entre los dos la cruz a cuestas. Los rostros de ambos se fusionan compartiendo uno de los ojos. Esta imagen se inspira en la que Rupnik creara para el logotipo del Año de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco en 2017. En esa imagen Jesús lleva en hombros a un hombre, recordando la parábola del Buen pastor. Las miradas de ambos se unen compartiendo el ojo central. Esta mirada compartida nos invita a ver la realidad desde la óptica de Jesús. En el mural de la Cueva de Manresa, Jesús e Ignacio comparten la misma mirada y nos invitan a unirnos a ellos.

En 1995, el papa Juan Pablo II lo llamó para ser director del Taller de arte espiritual del Centro Aletti. El Taller es un entorno en el que el arte y la fe se unen para la creación artística, donde un grupo de artistas cristianos de diferentes iglesias, viven y trabajan juntos, profundizando al nivel teórico y práctico las relaciones entre el arte y el espacio litúrgico, sobre la base de la memoria de la tradición iconográfica de las Iglesias de Oriente y Occidente, porque solo entonces, se puede conocer y dar testimonio de Cristo de manera más plena. Marko Rupnik también recibió el encargo del Papa Juan Pablo II de crear los murales de la Capilla Mater Redentoris, en el Vaticano.

Comentaba al comienzo de estos párrafos que, junto con un grupo, tuve el priviljavieregio de conocer la obra de Rupnik para el Santuario de Manresa en una visita guiada. Nuestro guía fue el jesuita Xavier Melloni, quien nos adentró en el simbolismo de los mosaicos, su trascendencia teológica, el valor para la Compañía de Jesús y, sobre todo, el mensaje para las mujeres y hombres del siglo XXI.

Texto: Javier Bustamante Enríquez
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza

 


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