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Audio: El viacrucis de los inmigrantes

Noticias en la prensa escrita, en la televisión, en la radio… No hace falta ir al siglo I para presenciar un Viacrucis. Desgraciadamente, hoy en día hay mucha gente que vive en plena pasión y dolor. Por este motivo, hoy quisiera mirar y orar por unas personas que tenemos muy cerca: los inmigrantes. Personas que se ven obligadas a dejar su casa, su tierra y marchar a otro país para ganarse la vida, encontrar dignidad y un futuro mejor; ya no para ellos mismos, sino para sus hijos.

La mayoría de los inmigrantes viven un camino de cruz. Un viacrucis largo y empinado. Son muchos los momentos en que se desaniman y piensan que todo es una locura. Y se encuentran en estas situaciones, no sólo por un problema de cansancio, sino cuando viven de cerca la indiferencia, la ceguera de tantas personas que pasan a su lado y no quieren ver. A menudo experimentan que hay tan poca gente dispuesta a darles la mano. Y llega un momento en que las fuerzas se les van. Pero, a pesar de todo, sin saber cómo, acaban encontrando ánimos para seguir adelante. Siempre hay un último aliento de vida y de esperanza. ¿Quién les ha quitado la desesperación? ¿Qué les ha devuelto al camino de vivir y luchar?

¡Cómo me maravilla esa gente que siempre encuentra fuerzas para continuar el camino de la vida, por más dura que esta pueda ser! No sabemos de dónde sacan el vigor, pero nunca se desaniman del todo y siguen luchando. No se resignan con los acontecimientos, no aceptan con fatalidad las cosas, sino que quieren cambiarlas y trabajan con esfuerzo y lágrimas para no desfallecer en su apuesta de vida. Hay mucha gente en estas circunstancias en nuestro entorno y son un excelente testimonio para la Cuaresma.

Cuaresma es un ejercicio para llegar a amar sin condiciones, para vivir la solidaridad sin límites. En la Pascua se acaban los miedos y nos instalamos en la paz y la alegría. La Cuaresma, sin embargo, es comenzar a vivir todas estas cosas partiendo de saber que a menudo no lo hacemos bien. Pero nos ponemos a caminar en esa dirección, con el convencimiento de que superaremos las tentaciones y seremos capaces de vivir ese amor y solidaridad sin límites. Y, el ejemplo de tantas personas inmigrantes que tenemos a nuestro alrededor, es un recuerdo vivo de que muchas cosas que parecen imposibles son posibles. Que muchas actitudes de indiferencia pueden convertirse en actitudes de acogida, que aquellas caras que reflejan miedo, son capaces de mirar con simpatía y abrirse al milagro de la amistad.

No podemos ignorar a nadie y tenemos que ser capaces de responder con valor ante esas personas que sufren el desamor y la incomprensión de muchos. No es necesario que nos demuestren nada para amarlos, están entre nosotros y eso es suficiente. Es Dios mismo quien los ha hecho llegar a nuestra vida y no podemos desfallecer en nuestra labor. Si en alguna cosa hemos de ser ricos es en amor, para que nadie tenga que derramar más lágrimas por culpa de la indiferencia.

Por Maria Aguilera
Voz: Claudia Soberón
Música: Manuel Soler, con arreglo e interpretación de Josue Morales
Producción: Hoja de Nuestra Señora de la Claraesperanza