1. ¿Por qué hablar de María Magdalena?

 

Porque es una de las pocas figuras femeninas que aparecen en los cuatro evangelios canónicos, con suficiente relevancia, para poder crear teología a partir de su figura y de su significado espiritual y proceso vital. Pero más que otra cosa, ella es sumamente importante debido a la singularidad de su implicación con el mensaje de la salvación, a la que Jesús mismo la asoció en el episodio de la Pascua que tan bellamente describe el evangelio de Juan.

Su presencia en los evangelios oficiales, en cuanto a extensión y detalles, no es menos importante, a nivel biográfico, que la que tenemos de otra mujer sumamente significativa para la fe cristiana, como es María de Nazaret, a partir de la cual se han escrito miles de páginas y se ha elaborado doctrina, devociones y espiritualidad de gran envergadura.

Ahora vivimos un momento histórico en que es urgente rescatar las presencias femeninas de las Escrituras, para poder recuperar la fidelidad al verdadero mensaje de Jesús. La figura de María Magdalena tiene, en los relatos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, una relevancia única y sorprendente. La cristofanía que encontramos en el evangelio de Juan es de tal envergadura teológica y espiritual, que ella sola bastaría para elaborar todo un tratado sobre el rol que a las mujeres se les ha negado secularmente en las estructuras eclesiales. En esta cristofanía es posible descubrir el conferimiento de un auténtico ministerio otorgado a María Magdalena. Y, desde ella, a las mujeres discípulas de Jesús. Por eso ella es, ahora, la exponente de una revelación aún por empezar.

 

2. ¿Ha habido una visión interesada de María Magdalena?

Antes que nada, María Magdalena ha sido una figura de la que se puede decir que no se ha sabido muy bien qué hacer. Por lo cual, ha sido sometida a distorsiones y enredos, unas veces fruto de las oscuridades históricas, pero muchas debido a intereses creados que han llegado a ocultar por completo la revelación subyacente en el episodio de la cristofanía. Ha sido sometida, desde muy pronto, a prejuicios y equívocos que han desfigurado su identidad más probable y, sobretodo, que han dejado en la oscuridad su ser discípula de Jesús, y el posible aspecto sacramental de la misión recibida en la primera aparición del Resucitado.

Por esto, hace falta recuperarla, limpiándola de tantos equívocos y sacando a la luz la misteriosa elección de la que fue objeto. María Magdalena se debe ver ahora como un reto que aporta claridad sobre el tema tan controvertido, desde siempre, de la consideración que se le debe a la mujer en las estructuras de organización eclesiales. El relato del evangelio de Juan, donde se narra el bellísimo episodio de la aparición a María Magdalena, contiene unas dimensiones teológicas que todavía no han salido a la luz.

 

3. El Código Da Vinci se construye sobre la figura de María Magdalena, pero parece que esta obra tomó una visión que ya existía en un evangelio apócrifo. ¿Es así? ¿Qué hay de cierto en lo que dice este libro sobre María Magdalena?

No he leído esta novela, por lo tanto no puedo contestar con el suficiente conocimiento de causa. Pero, debido a la mucha difusión mediática que se ha hecho de ella, creo que puedo decir, según lo que me ha llegado, que el personaje de María Magdalena está construido con muy poco rigor, basándose en el evangelio apócrifo, no canónico, por tanto no oficial, denominado Evangelio de María. Se trata, este escrito, de un código muy antiguo y muy incompleto, aunque de gran belleza, donde se habla sobre todo de María Magdalena y su papel representativo en la comunidad de los discípulos de la primera hora. Es un escrito muy interesante y en muchas cosas revelador, pero en la novela en cuestión, parece que se hace un uso imaginativo y extremadamente equívoco del personaje de María Magdalena. En todo caso, parece que lo peor que tiene la novela es que crea confusión al hacer aparecer como histórico lo que sólo es ficción.

 

 

4. Desde los primeros siglos del cristianismo se ha dicho que María Magdalena era Apóstola de los apóstoles. ¿Qué significa esto?

Este título le fue otorgado por Hipólito de Roma ya en el siglo III, pero aún siendo tan expresivo y dinámico, resultó ser sólo un título honorífico que no produjo ningún efecto real. Es un título que resultó “profético” porque, aunque no se le haya reconocido con toda la profundidad teológica que requiere, ella es, sin lugar a dudas, la que anunció a los apóstoles la buena nueva de la Pascua. Ella es portadora de una misión extraordinaria que el mismo Cristo resucitado le confirió y que la convierte en bendición para la Iglesia de todos los tiempos.

Realmente le corresponde el título de Apóstola de los apóstoles porque, de forma simbólica, engendra en la vocación apostólica a los que vendrán después de ella. Es apóstola de los apóstoles porque fue la primera en recibir la vocación del apostolado y, por el encargo recibido, es modelo, es guía y señala el camino a hacer.

 

5. Usted afirma que el cristianismo no se construye desde la confrontación. ¿Por qué lo dice?

La historia del cristianismo primitivo fue escrita desde unos intereses creados que han contribuido a que la novedad radical que trajo el Jesús histórico sobre la consideración de la mujer, haya quedado secuestrada en los esquemas androcéntricos y patriarcales en los que la Iglesia se ha ido estructurando. Pero el trabajo por hacer en la búsqueda de una continua conversión y construcción que la Iglesia, como realidad humana, necesita irrenunciablemente, no podemos desempeñarlo nunca como una cuestión reivindicativa o de mera confrontación, sino de forma iluminadora y portadora de más verdad. Por esto es tan importante volver siempre a las fuentes del verdadero mensaje de Jesús, consignado en el Nuevo Testamento, que es mucho más de lo que está expresado en las palabras escritas. Porque la enseñanza de Jesús va más allá de las palabras formales escritas por cada evangelista, por lo cual su interpretación es inagotable, tal y como nos enseña el magisterio de la Iglesia.

 

6. ¿Cree que ha habido confrontación entre la figura de la mujer y la Iglesia? ¿Es María Magdalena un ejemplo de esto?

Sí y no, porque hasta hace muy pocos años nadie tenía la conciencia de que “no todo está bien tal y como está”. Vivíamos en la creencia de que las cosas eran de la única manera posible. Dentro de los ámbitos de la fe cristiana, no ha sido hasta hace relativamente poco que se han dado, sociológicamente, las condiciones necesarias para que las palabras de san Pablo, cuando declara que los hombres y las mujeres son iguales en Cristo Jesús, hayan podido pasar de ser un bello sueño para poder ser realidad. Ahora las mujeres y los hombres creemos que esto es verdad y querido por Dios.

Estamos ahora en un momento en el que sí que hay confrontación. Pero debemos trabajar todos con fuerza, dentro de la Iglesia, para evitar conflictos estériles, para ir a fondo en la conversión a las enseñanzas de Jesús. Es hora de abrirse camino por entremedio de los silencios y de los prejuicios en los que nos hemos estado moviendo, para dar paso a la transformación, desde la fidelidad, que estos tiempos pide. De no hacerlo, estaremos siendo infieles y, quizás peor, traicionando la Buena Nueva de Jesús.
En cuanto a la figura de María Magdalena, evidentemente ella es ahora un paradigma radicalmente luminoso para abrir caminos necesarios. Ella es lugar teológico de nueva revelación, es modelo, maestra espiritual e inspiración.

 

7. ¿Qué cree que le ha aportado el diálogo con el P. Rovira Belloso?

Siempre el diálogo con el P. Rovira Belloso aporta luz y sabiduría. Él es un gran teólogo y un gran maestro espiritual. Acudir a escuchar sus palabras y a recibir sus enseñanzas, es andar sobre seguro en la búsqueda de Dios, y es adentrarse por la senda de la verdad. En cualquiera de los temas a tratar, su criterio es siempre altamente iluminador y equilibrado. Por esto, para mí siempre es muy valioso encontrar su consejo y su ayuda.