El sí
Sí, quiero. Sí, soy. Sí, estoy. Sí, amo. Sí, doy. Sí, necesito. Sí, aunque me cuesta, puedo. ¡Sí!.. Cuántas formas de decir sí. Todas estas afirmaciones se traducen en una trascendental: el sí a la vida. El sí a la propia existencia.
Pero, cuántas veces nos pasa que decimos sí con la

ólogo, lo convertimos en diálogo. Nos escuchamos a nosotros mismos y podemos, incluso, llegar a la raíz de la queja.
Cuando el campesino siembra la semilla, para ésta es el fin, se encuentra bajo tierra a merced de la oscuridad y la humedad. No obstante, si las condiciones son propicias, de su aparente muerte nacerá nueva vida. Fin y comienzo se unen en