El 12 de enero de 1989, murió Tante, como todos la llamábamos. Dolores González de Quesada, viuda de Bigourdan. Española, canaria, por nacimiento; francesa por su desposorio con un científico y Cónsul de Francia. Fue un constante ejemplo de entereza. Vivió en distintos países africanos. En ellos, durante la segunda Guerra Mundial, con un trabajo y una dedicación heroicos, atendió a muchos desplazados por esa guerra, muchos hambrientos y necesitados consecuencia de la misma. Más tarde en América, inició un movimiento para acompañar en sus casas -o casuchas- a ancianos cuyo mal mayor era la soledad y la marginación. Muchos la recuerdan admirados y agradecidos. Su norte fue siempre Dios Padre, fundamento último de todos sus afanes. Soñó con esta Hoja voladera para llevar esperanza esclarecida a las gentes de los países americanos. Era también especialmente devota de la advocación mariana venerada en el Monasterio de Sant Jeroni de la Murtra y que da nombre a esta publicación. Pidamos a Tante, ella que supo poner siempre clara esperanza allí donde había desesperanza, interceda para que nos inunde resplandecientemente a nosotros también esta virtud, este don.

Por Montserrat Español (Barcelona)