Retorno a los brazos de María
Jesús en la parábola del hijo pródigo nos habla de un padre que perdona. Un padre que es capaz de salir al encuentro de su hijo y sin pedirle explicaciones, de abrazarle y de vestirlo de fiesta y de entrarle al banquete.

¿Tantos? Sí, puesto que cada día del año puede ser una ocasión para redoblar nuestra esperanza. ¿Por qué? En primer lugar -por grandes que puedan ser las dificultades o los problemas que el nuevo año nos depare- todos tenemos una fuente de recursos
«Y Dios dijo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra”»