[audio:https://hoja.claraesperanza.net/wp-content/uploads/2011/09/guerra_y_ocio.mp3|titles=Guerra y ocio]Audio: Guerra y ocio

Tolstoi. Todos recordamos una de sus grandes novelas: «Guerra y Paz». Puede parecernos que la paz es lo opuesto a la guerra. La no-guerra.

Y no es exactamente así. Naturalmente que, cuando la gente está agotada por las luchas, sueñan, desean con toda el alma la paz, aunque sea alcanzada con algunas claudicaciones. ¡Todo, antes que seguir matando y muriendo!

Sin embargo, la guerra es fuente de heroísmos, compañerismos profundos, de un vivir siempre alerta, en tensión; saboreando minuto a minuto el milagro de vivir y de ese esfuerzo e inventiva tan necesarios para solucionar en cada momento lo imprevisto.

Cuando se alcanza la paz, aunque de momento sea como un néctar embriagante, a la larga puede ser aburrida por monótona y átona, y acaso se puede caer en la tentación, por puro tedio, de volver a hacer la guerra que, paradójicamente, es más vital.

Es que, lo verdaderamente opuesto a la guerra no es la paz, sino «la fiesta».

En esta renace la camaradería por encima del estado social, la hermandad humana sobre las diferencias de la gente. La creatividad para alcanzar el entusiasmo, la inventiva para ser solidariamente felices. La fiesta sí que es la actividad tensa opuesta a la tensión de la guerra.

Por Alfredo Rubio de Castarlenas
Voz: Ester Romero
Música: Manuel Soler, con arreglos e interpretación de Josué Morales
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza


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