¡Es fiesta!
Esa sola palabra, ya de niños, ponía en alegría nuestra vida, ¡la fiesta!, sensación de que se acercaban unos ratos seguros de felicidad.

Se dice: es fiesta; vamos a una fiesta; ¡organizamos una fiesta!… Todo eso es, en efecto, una dimensión vital y
En nuestro tiempo, la mayoría de los cristianos hemos sido bautizados de niños. Desde entonces, tenemos impreso en nosotros el carácter de ese Sacramento. Cierto. Pero es a lo largo de muchos años, que vamos tomando conciencia del mismo hasta llegar, libre y responsablemente,