Desde la soledad y el silencio
En este mundo el presente es algo tan fugaz, tan breve, que se nos escapa continuamente de las manos. Es como una frontera, que se desplaza a su largo continuamente y va convirtiendo el futuro en pasado. Cuando uno viaja en automóvil, va viendo que el paisaje que se acerca y que desearía
Ser unos con Dios nos asusta bastante. Tenemos miedo. No fuera que, con ser unos, quedara mermada nuestra identidad y, ¡a eso no estamos dispuestos a renunciar! El miedo, a menudo, nos viene de pensar que si llego a ser tan uno con Dios, mi

ólogo, lo convertimos en diálogo. Nos escuchamos a nosotros mismos y podemos, incluso, llegar a la raíz de la queja.
uda o recelo que inquieta la conciencia.