Compartir, comunidad, compañía, comunión, colaboración, cooperación, coordinación y otras palabras que comienzan con la letra «C» son el núcleo de la denominación factor «C» que el economista chileno Luis Razeto utiliza para hablar de la economía solidaria. Él explica que dando una charla sobre este tema, hace muchos años en Venezuela, un hombre de larga trayectoria en la acción social dijo que habría de ser con «C» mayúscula de Cristo, por tanto es factor C (amb mayúscula).

«Siempre han existido formas de consumo comunitario y siempre las personas se han asociado para hacer empresas que les interesan y que gestionan grupalmente», dice Razeto. La economía no es lo mismo que el dinero, el dinero es una parte de ella y no necesariamente la más importante. Es interesante ayudarse, conseguir proyectos juntos, comprar juntos, buscar formas de gestionar comunitariamente. Hace años en Chile se hacía el «comprando juntos», grupos organitzados para comprar al mayoreo y abaratar costos, un sistema que requería organizarse y que con el tiempo se fue perdiendo y fue ganando espacio el individualismo.

El Evangelio habla de la multiplicación de los panes y los peces, un milagro que sucede cuando ponemos todo en común.

Las personas no estamos solas, en algún momento de la historia nos lo hemos creído, pero nos hemos equivocado, necesitamos de las otras, no necesitamos mucho de lo que consumimos y es necesario aprender nuevamente a ser más comunitarios y más ecológicos.

La economía solidaria es genuina y humana, esté en la base de la comunidad. En un momento histórico donde gran parte de la humanidad está oprimida por deudas y créditos, es necesaria la reflexión sobre si queremos seguir viviendo oprimidos por el dinero.

Todas las personas tienen dignidad, un sistema que hace diferencias y valida formas de exclusión es un sistema que destruye a la persona. ¡Convidémonos a hacer comunidad y a compartir los bienes!

Texto: Elisabet Juanola
Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza

 


 

blanco blanco blanco blanco